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Maniobras militares (Foto: EFE) |
Estados Unidos, aliado natural de Corea del Sur, ha enviado sus bombarderos, mientras que Seúl despliega su defensa en la península. El “estado de guerra” es más que nada un movimiento defensivo, aunque son obvios intereses “negociadores”, sobre todo después de que a inicios del mes, la ONU aprobara nuevas sanciones en su contra...
Esta no es la primera vez que el régimen de Pyongyang hace que el mundo reviva el temor de una catástrofe nuclear...
Amparado en su arsenal y en el secretismo de su régimen, Corea del Norte ha jugado siempre sus cartas bajo la amenaza de un ataque nuclear. Corea del Sur suele desplegar junto a las fuerzas norteamericanas su poder bélico en prácticas militares conjunta. Todo ello ha formado un delicado equilibrio que nuevamente parece estar a punto de romperse...
Pero... ¿qué tan cierta es la amenaza nuclear?
Hasta ahora el único país que se ha hecho del derecho, por decirlo de algún modo, del “valor de uso” de la bomba atómica es Estados Unidos cuando atacó las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Es justamente el país que más destrucción ha causado con el poder nuclear el que exige y pretende limitar el uso de la energía nuclear en armas...
Inevitablemente se hace necesario recordar a Jean Baudrillard quien en “Cultura y Simulacro” cuestiona la simulación de lo nuclear.. En su obra, Baudrillard propone que ya no vivimos en la realidad, sino en una hiperrealidad. La vida se desarrolla en una serie de simulacros, simulaciones en donde lo real se ha perdido. En la precesión de los simulacros, tras desentrañar los simulacros en Disneylandia, Watergate y la TV-Verdad (hoy realitys), dirige sus críticas a la apoteosis de la simulación es lo nuclear.
Lo que paraliza nuestras vidas no es la amenaza de destrucción atómica, sino la disuasión.
“Y esta disuasión nace del hecho de que incluso la guerra atómica real queda excluida - excluida por anticipado, como la eventualidad de lo real en un sistema de signos. Todo el mundo finge creer en la realidad de la amenaza (lo cual es comprensible en el caso de los militares y en el discurso de su estrategia, pues todo lo serio de su oficio está en juego), pero precisamente a este nivel no es cuestión de estrategia, y toda la originalidad de la situación reside en lo improbable que resulta la destrucción”. (Baudrillard 1978)
Esta teoría quedará nuevamente afirmada cuando los países involucrados en el nuevo juego de Corea del Norte se sienten a negociar... o ¿se animarán a tentar a Kim Jong Il a probar el peligroso juguete que tiene entre sus manos?
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